El temido conflicto bélico entre Rusia y Ucrania llegó luego de unos meses de alta tensión entre estas dos naciones y la OTAN, Organización del Tratado Atlántico Norte; una situación que afecta no solo a la región, a Estados Unidos; sino también, a todo el mundo. Hugo Fernando Guerrero, docente de la Facultad de Economía, Empresa y Desarrollo Sostenible, nos explica en qué consiste esta problemática y su impacto.
“A lo largo de varios siglos Rusia se ha beneficiado de la cercanía territorial de Ucrania, donde su posición geográfica ha servido a modo de colchón de contención ante posibles ataques que pudieran producirse desde occidente. Por tal razón, la continuidad de unas relaciones cooperativas entre ambos países es fundamental para la estabilidad y objetivos estratégicos de Rusia. Hoy nos encontramos en el marco de un conflicto donde se reeditan estas circunstancias, la necesidad de que Ucrania juegue un papel de contención territorial ante posibles amenazas bélicas originadas en Occidente; en esta ocasión la aproximación cada vez mayor hacia las fronteras rusas por parte de la fuerza militar de la OTAN, en cabeza de Estados Unidos”, comenta nuestro docente.
Así, la mayor preocupación de Rusia se resume en que si Ucrania se une a la OTAN, ese territorio pueda convertirse en un espacio que puede ser instrumentalizado por esta organización, eso quiere decir indirectamente por los Estados Unidos como una zona permisiva para la ubicación de tropas. Este escenario resulta inadmisible para Rusia ya que tendría a su antiguo enemigo de la Guerra Fría dotado de armamento nuclear ofensivo merodeando justo en la puerta su casa.
“El problema principal y de fondo no es entre Rusia con Ucrania sino entre Rusia con la OTAN y los Estados Unidos. El posible aprovechamiento de Ucrania como un territorio que permita el acercamiento de presencia militar en inmediaciones de Rusia cambia la histórica ecuación disuasoria de balance de poder que representa el principio de destrucción mutua asegurada”, asegura Hugo Fernando Guerrero.
Por lo tanto, en el eventual caso de que la OTAN logré presencia militar en Ucrania, Rusia no tendría margen de reacción colocandolo en una posición de vulnerabilidad. De este modo, la inclusión de Ucrania en la OTAN es una bandera roja innegociable para Rusia.
Rusia históricamente ha estado dispuesta a llegar a acuerdos, pero también ha privilegiado la fuerza en escenarios que consideran inertes al diálogo, y hoy lo ha demostrado otra vez. Rusia no esperó a que Ucrania decidiera autónomamente renunciar a su aspiración de entrar en la OTAN, prefiere por la vía que hoy estamos viendo debilitarla política y militarmente hasta el punto de que, en cabeza del actual gobierno o de otro que le suceda, esa renuncia se haga efectiva. A través de su ataque a Ucrania que inició este 24 de febrero Rusia apunta a cerrar de una vez por todas los procesos de secesión de Crimea, Donetsk y Lugansk.
Para conocer más de fondo las implicaciones de este conflicto te invitamos a participar en el evento “Crisis en Ucrania: miradas en disputa” que se realizará este 25 de febrero en el Auditorio Cincuentenario edificio Fundadores Sede Chapinero. Contaremos con la participación de algunos docentes del programa de Negocios y Relaciones Internacionales.