El domingo en la noche, mientras que algunos debatían acerca de quién ganaría el Oscar, el presidente Biden de los EEUU anunciaba con tranquilidad la intervención del Signature Bank, solo dos días después de que se declarara la quiebra del Sillicon Valley Bank, las caídas más grandes en el sector financiero desde la crisis de 2008. Biden, en medio de su anuncio repitió, de forma contundente, que el sistema bancario es seguro y que no hay nada que temer. Un aviso que sonó como una vieja frase de copas “la última y nos vamos”. Tan así se fue, que los mercados financieros reaccionaron de manera negativa, a la hora de escribir estas palabras, antes de la apertura de la bolsa, el S&P 500 caía 4% en 3 días, impulsado por una caída de las acciones de los principales bancos del gigante del norte, pero no solo en Estados Unidos ocurrió, en general la caída se dio en las principales bolsas del mundo. Esto revivió días oscuros de hace más de 15 años con el caso de Lehman Brothers y la gran crisis hipotecaria.