En el marco de la sostenibilidad y la economía circular, el sector de la construcción ha comenzado a implementar estrategias innovadoras que permiten reducir su impacto ambiental. Una de estas estrategias es la incorporación de residuos industriales, como plásticos, caucho y vidrio, en mezclas asfálticas y concretos. Esta práctica busca optimizar la gestión de desechos, disminuir la extracción de recursos naturales y fomentar el desarrollo de infraestructuras más sostenibles. El análisis de estas experiencias resulta clave para identificar beneficios, retos técnicos y posibles aplicaciones en el contexto colombiano.
Este artículo se escribió gracias al acompañamiento de la docente Sandra Liliana Uribe Celis, docente del programa de Ingeniería Civil de la Universidad de La Salle, quien, desde su experiencia investigativa y académica, ha orientado la reflexión sobre el potencial de la economía circular en la construcción.
Beneficios ambientales y económicos
El uso de residuos industriales en mezclas asfálticas y concretos ofrece un doble valor agregado. En lo ambiental, se reduce la disposición de desechos en rellenos sanitarios y botaderos, además de disminuir la extracción de materiales vírgenes, lo que repercute en menores emisiones de CO₂ y menor deterioro de ecosistemas. En lo económico, los residuos procesados pueden ser más asequibles que los insumos tradicionales, y al mejorar propiedades como la durabilidad de los materiales, se logran ahorros significativos en mantenimiento y reposición.
Investigaciones realizadas en la Universidad de La Salle, lideradas por la docente Sandra Liliana Uribe Celis y el grupo de investigación INDETES, han generado resultados comprobados con residuos de drywall, cerámica y vidrio. Estos avances demuestran que esta práctica puede reducir hasta en un 50% los impactos de calentamiento global asociados al ciclo de vida de los materiales, visibilizando la calidad y pertinencia de la investigación que se desarrolla en la institución.
Experiencias exitosa
A nivel nacional, la Resolución 472 de 2017 ha promovido plantas de tratamiento de residuos de construcción y demolición en ciudades como Bogotá y Medellín, transformando escombros en agregados reciclados. Asimismo, universidades como La Salle han desarrollado investigaciones con residuos de drywall, cerámica y vidrio, evidenciando resultados técnicos y económicos positivos.
En el plano internacional, Holanda y Japón se destacan como referentes en circularidad aplicada a infraestructura, mientras que Chile impulsa estrategias nacionales para la valorización de residuos.
Desafíos técnicos y culturales
Pese a los avances, la industria enfrenta retos como la variabilidad en la calidad de los residuos, la falta de estandarización normativa y los altos costos iniciales de procesamiento. Además, existe una marcada resistencia cultural: en Colombia los residuos aún son vistos como desechos y no como recursos estratégicos.
En la entrevista realizada para este artículo, la docente Sandra Liliana Uribe Celis destacó la necesidad de cambiar esa cultura y de incluir asignaturas obligatorias en los programas de Ingeniería Civil para que los futuros profesionales tengan una formación sólida en economía circular y sostenibilidad. Este aporte diferencial no solo promueve un cambio de mentalidad en el sector, sino también en la formación de nuevas generaciones de ingenieros.
Vacíos normativos y políticas públicas
Aunque la Estrategia Nacional de Economía Circular (ENEC) y la Resolución 472 de 2017 representan un avance, persisten vacíos en normas técnicas específicas para concretos y asfaltos con materiales reciclados.
La docente resaltó que la falta de incentivos económicos directos y de normas técnicas específicas son barreras clave para consolidar este proceso. Se requieren incentivos tributarios, esquemas de financiamiento verde y políticas que conviertan los resultados de investigación en reglamentos oficiales. La articulación entre Estado, empresas y academia es esencial para consolidar este proceso.
Mirada al futuro
Si Colombia logra estandarizar el uso de materiales reciclados en construcción, el país avanzará hacia un modelo más sostenible, competitivo y socialmente inclusivo. Ambientalmente, se reducirá la presión sobre recursos naturales; económicamente, surgirán nuevas cadenas de valor alrededor de la valorización de residuos; y socialmente, se crearán empleos verdes y oportunidades de capacitación. Actualmente, solo se aprovecha cerca del 2% de los residuos de construcción y demolición, una cifra que evidencia el enorme potencial por explorar.
En conclusión, la economía circular aplicada a la construcción no solo transforma residuos en insumos, sino que redefine la manera de concebir la infraestructura: edificaciones y vías que no destruyen para volver a levantar, sino que construyen futuro a partir de lo ya construido.